Joven indígena maya kiché, de 24 años

Cuando escuchan cómo estoy, varias personas toman esta enfermedad como la muerte, pero no saben que tiene una solución, no han estudiado o no tienen mayor información sobre esto. Déjenme decirles que estamos en el siglo XXI y, poco a poco, se fue avanzando en una solución para controlar este virus. Hay personas que son ignorantes y no saben cómo se contrae el VIH.

Yo vengo de un pueblo indígena y creo que muchos en la comunidad no tienen la mayor idea de cómo es vivir con VIH. En mi caso, mi familia no lo sabe. Gracias a los expertos en medicina, podemos llevar una vida normal. Yo me siento bien, llevo mi vida normalmente.

Joven q’anjobal, 20 años

Soy originario del norte de Huehuetenango, a ocho horas y media de camino en bus. Pertenezco a la diversidad sexual y soy positivo de VIH. Por mi orientación sexual, muchas personas me han discriminado, pero yo sé que soy una persona con valor y con derechos, siempre he defendido eso, todo lo que soy.

Ante las personas que están en contra de la diversidad sexual, uno aprende a valorarse mejor, a defender sus derechos. También tengo mi cultura indígena y allí no todos tienen información de cómo es esto. ¿Qué es eso de la diversidad sexual? Muchos están en el clóset todavía porque tienen miedo a expresarse. La misma cultura logra discriminar.

Cuando una persona en mi trabajo se dio cuenta de la situación que yo estaba viviendo, me cortaron en el trabajo. Cuando se dan cuenta de lo que uno es, le tienen miedo a uno, ya no se relacionan con uno. Gracias a Dios hay personas y expertos que nos están ayudando con los medicamentos porque muchas personas murieron antes por esto, cuando no había. Ya en este tiempo vemos que hay organizaciones y la clínica nos apoya para que nos lleguen los medicamentos.

Lo que estamos viviendo por la pandemia, con nuestro sistema económico tan bajo, hace que yo me esté preocupando por mi medicamento y tratamiento, buscando ganar mejor para poder ir a traerlo. Cuando empezó la cuarentena, obviamente no podía viajar por mi medicamento, porque no habían buses y pagar otros viajes salía muy caro, además, no nos dejan circular. Aún así los médicos han visto como mandar el medicamento a donde yo vivo. Se tarda, pero gracias a esto no me he quedado sin medicamentos.

En octubre tengo cita con el médico, pero no puedo viajar debido a la falta de recursos. Tal vez consiga un poco de dinero para ir. La situación que estamos viviendo es difícil, a ver cómo vamos a salir de esto.

Hombre Mam, 36 años.

Fui diagnosticado el 19 de agosto del 2014. Aunque estaba siendo atendido por otros problemas de salud, era algo que no me lo esperaba. Fue difícil de asimilar, no se lo contaba a nadie por la reacción que pensé iban a tener algunas personas. Para poder tomar fuerzas y reducir el estrés que vivía al no poder decirle a nadie lo que estaba padeciendo, me aferré a mis hijos, al trabajo y no perdí de vista mi práctica religiosa.

Por situaciones laborales, en una ocasión tuve que contarles a mis superiores lo que estaba pasando en mi vida en esos momentos. Fui escuchado y hasta cierto punto sentí comprensión de su parte, pero un retiro espiritual fue lo que me ayudó más en la asimilación de lo que me estaba ocurriendo. Esa experiencia me permitió desahogarme y, gracias a ello, en su momento pude comunicarle a mi esposa lo que estaba pasando.

Mi preocupación era grande porque estaba recién diagnosticado y mi esposa estaba embarazada. Antes del parto tuve que hablar con los médicos para que hicieran todo lo posible para que el parto no fuera de riesgo y les hicieran la prueba a mi esposa y a mi hijo. Felizmente, ambos salieron negativos y así se mantienen hasta la fecha.

Nota del editor. Esta persona no tiene audio porque no autorizó a que saliera su voz.